Vivimos en guerra.
Al no perdonar, se empieza a liberar una lucha, no solamente hacia la persona que nos hizo daño, sino también hacia nosotros mismos, donde nuestro ego nos impide liberarnos.
Aparecen enfermedades. El no perdonar está relacionado a episodios de ansiedad, depresión y hostilidad; así como al aumento de la presión cardíaca y algunos tipos de cáncer.
Nos negamos la oportunidad de poder aprender. Todo lo que nos pasa en la vida nos deja una enseñanza, por más doloroso que sea. Si no perdonamos, nos estaremos negando la oportunidad de poder aprender de ello.
Aparece el rencor. En lugar de buscar la tranquilidad, sentimos rencor, que es un sentimiento profundo y amargo.
Sé que hay cosas que pueden ser muy dolorosas y resulta difícil poder perdonar y, como todo, llevará su tiempo el poder hacerlo de manera sincera, pero el no hacerlo implica no solo una sentencia de guerra para esa persona, si no para ti también, y eso podría dañarnos a tal grado que nuestra salud sería totalmente afectada.
Fuente: no huyas del dolor, enfrentémoslo.
